Mi nombre es Emilio Andrés

Cómo dejé mi trabajo en una multinacional para hacerme millonario

Dejo mi trabajo

Y así es, haciendo títulos tan chulos como este empiezo la primera entrada de este blog. Mi Blog y mi nuevo trabajo.

No es el primero, blog personal el tercero, los dos anteriores fracasaron estrepitosamente, por falta de ganas, de tiempo y de conocimientos.  Debe de quedar algún contenido en este blogspot de hace años. Esta vez, la vencida, para hablar de lo que me plazca, sin filtros, sin jefes, sin revisiones.

Mi vida ha cambiado mucho en este último mes. Hace un mes llevaba trabajando más de 6 años para una gran empresa, no fue mi primer empleo, pero sí el primero de oficina. Con anterioridad pasé por albañil, (ni un sólo bloque puse recto), gasolinero, (aún guardo una gran habilidad para echar gasolina). Unos meses de prácticas, becas, trabajillos aquí y allá mientras estudiaba, nada serio y siempre en vacaciones.

Cuando terminé los estudios pasé unos meses remontando cajas en una cooperativa y entonces llegó lo que parecía un trabajo soñado. En plena crisis, con mi título recién obtenido y sin experiencia previa, 14 pagas, un sueldo decente, un horario aún más decente y trabajando para una gran empresa. Las oportunidades eran innumerables, podría aprender de una gran maquinaria, promesas de promoción, formación adicional, y así fue durante un tiempo.

El trabajar para un gran empresa te da una visión general y amplia de como se estructura una gran sociedad. Te das cuenta cómo cada persona realiza una acción que a su vez alimenta la tarea del siguiente. Es bueno para saber como jerarquizarla y los errores que no deben cometer.

Cuando llevas un tiempo, sobre todo desde abajo, logras ver los errores que se comenten diariamente. Cómo jefes y coordinadores territoriales no mantienen un buen flujo de comunicación. Los responsables de un servicio, no conocen o reconocen las necesidades de los que lo desempeñan. Horas interminables de reuniones sin llegar a nada. Especialmente con coordinadores, jefes y directores que no conocen el producto o el servicio y que aún así pretenden aportarte una solución.

En 6 años y medio, no he visto ni una gota de pasión por lo que se hace en esta empresa. Los integrantes de esta, se levantan por la mañana, cogen el coche, la bicicleta, tren o metro y van a su lugar de trabajo para pasar al menos 8 horas de una jornada laboral de la que acabarán aprovechando ¿cuánto? ¿5 horas productivas? Quizá esté incluso exagerando. Su vida, mi vida era así. Bajo el yugo del encargado de turno puesto a dedo intentaba soportar lo mejor posible las nueve horas que me esperaban en esa oficina. Finalmente, llegaba el viernes para despejarme un poco.

Mi vida se dividía en esas pequeños dos días en los que era libre. Tan siquiera podía disfrutar de un domingo porque la amenaza del lunes estaba cerca. Es no es vida. No lo es. Es genial tener un sueldo a final de mes. ¿Pagas extra? Sí, por favor.

Finalmente, uno debe armarse de valor y salir de la zona de confort. Prescindir de la comodidad de un sueldo fijo para perseguir lo que uno desea. Luchar por sus sueños.

De momento, he aquí la primera piedra. El primer contenido de muchos, para viajar por el mundo con un portátil en busca de una conexión wifi.

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